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**Jaffar** Sáb Ene 30, 2010 6:28 pm

Desde hace unos pocos días se mostraba una extraña figura que deambulaba las tierras del sol naciente, solo unos pocos conocían de su presencia en esas tierras mas sus objetivos, ambiciones y deseos son un completo misterio lo único que se conoce de ese hombre que viste ropas oscuras es que trabaja como mercenario siendo su labor de tal calidad que los mas afortunados han tenido la oportunidad de llamarlo el ángel de la muerte. En la actualidad se le encuentra en medio de una misión arribando a las costas de Okinawa el pedido era aparentemente bastante simple evaluar el potencial marcial de los estudiantes de un dojo ubicado en la perla del Japón conocido con el nombre de Aoyama pedido hecho por un prominente comerciante y exportador de especias que aparentemente tenía interés en aumentar el nivel de su ejercito privado

Una vez en la isla fue una tarea bastante simple ubicar la dirección exacta del dojo puesto que era bastante conocido en los alrededores, mas sin embargo en su avance hacia el lugar aquel hombre de mirada fría y ropajes oscuros no pareciera que se tomara ningún tipo de molestia en ocultar su presencia o disimular sus pasos, al llegar a la entrada del llamado dojo aquella figura salto la pared que separaba el espacio publico de la propiedad privada del lugar entrando hacia el jardín trasero de la residencia

Observando aquel espacio logra apreciar un amplio jardín con una decoración bastante elaborada muy al estilo japonés de aproximadamente unos 80 metros de largo por 80 metros de ancho un campo bastante amplio y sin demasiados obstáculos solo una par de árboles de mediano tamaño al sur del jardín. En ese momento aquel hombre avanza hasta el medio del jardín estando de pie a mitad de una noche nublada, aunque no mostraba señales de una lluvia próxima no permitía divisar ninguna estrella en el cielo y el viento soplaba medianamente lo cual ondeaba los ropajes de aquel individuo que esperaba el cordial recibimiento del dueño de aquella residencia entiéndase como tal el maestro del dojo mientras que decía unas palabras para si mismo en un tono bajo y frío

Jaffar: Un estudiante es el reflejo de las enseñazas de su maestro. Por ello no es necesario poner más vidas en riesgo para completar esta mision

**Luo Lang** Mar Feb 02, 2010 2:26 pm

El Dojo Aoyama localizado en la region boscosa de Okinawa era un Dojo muy conocido, pero a su vez el temor que engendraba sus alumnos era de conocerse. Aoyama el dueño del Dojo, era un hombre de menos palabras que cualquier otro, la informacion referente a el no variaba demasiado "Un viejo capaz de matar con la mirada" o "Un joven con una velocidad de espada tan grande como el viento soplante del sur". Eso habia llamado la atencion del extranjero que habia entrado al Dojo, hace 5 minutos pero dado a la grandeza de este, y a la poca informacion del habitante de este recinto, No habia logrado encontrarlo en las Instalaciones.

Habia decidido mantenerse en el Jardin, al estar tan cuidado el mismo debia significar que al menos habia un jardinero (o el mismo Aoyama) a mantener sus plantas en buen estado. Un riachuelo pasaba por el jardin estilo japones, mientras una caña de bambu se encargaba de llenarse de agua y voltearse impidiendo un flujo de agua demasiado grande que pudiera dañar el jardin. El hombre ahi parado no mostraba el mas serio interez de admiracion hacia el adornado del jardin, sin embargo observaba fijamente las plantas, tal vez por mero desinteres o por mantener su mente en trabajo mientras el viento de una proxima lluvia señalaba el lugar empezandolo a reclamar como suyo. Los pequeños faroles de alumbrado estaban encendidos, iluminaban tenuemente el lugar, dejando mas partes en sombra que iluminadas. Luo Miro hacia arriba entendiendo que pronto la lluvia caeria y empezo a caminar hacia el Dojo. El viejo Aoyama tal vez no estaba en el recinto, tendria que volver otro dia.

En ese momento un pequeño sonido se escucho. Al haber estado tanto tiempo en el jardin pasando el tiempo, se habia acostumbrado a sus sonidos: Chillar de las chicharras por la proxima lluvia, el "Tac, Tac" de la caña que regulaba el flujo de agua y de vez en cuando el salto de las Carpas en el lago con el intento de comer alguna desprevenida Libelula, Sin embargo este sonido fue diferente (el producido al golpear con los pies el suelo cayendo de un muro). La mirada recorrio el Jardin meticulosamente, sin embargo era un fracaso hacerlo: La oscuridad tapaba mucho, y ni la mas afilada vista lograria precisar algo en esta. Caminando hacia el Dojo donde la iluminacion era mayor, el torrente de lluvia empezo a caer... Habia comenzado a llover y sin palabras algunas por la ausencia del maestro este hombre empezo a retirarse.

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