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Residencia Aoyama.
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Residencia Aoyama.
** El piar de los pájaros es lo primero que puede oirse en la mañana. El sol se da a conocer por el horizonte, junto al pie de la montaña. Su calor enseguida llega al bosque de bambú, iluminado por sus rayos. Tranquilidad natural, armonía y calma, es lo que transmite este lugar; lugar que recibe las primeras brisas calurosas del día, pues en la noche aquella montaña es una nevera. Las hojas de los árboles se mecen por el aire en movimiento, así como el resto de la maleza. En esta estación otoñal, además, no es raro ver nieve aguada, sin mantenerse, por el norte del bosque.
Entre la fisis se halla una muralla rectangular construida en madera de bambú y de haya. Dos columnas sostienen el techo de la entrada, cerrada por dos puertas correderas. Un cartel blanco hay anclado, y en él se puede leer, en tinta negra y en escritura tradicional japonesa antigua: RESIDENCIA AOYAMA.
Tras la entrada hay un patio con el suelo de hierba, y entre ésta un camino de piedra sirve de guía para ubicar los distintos puntos importantes:
· La casa, en el ala oeste. Solamente es de un piso, y está construida en forma cuadrangular.
· El dojo, en el ala este. Está pegado a la casa, y ante la entrada, similar al cartel de la entrada de la residencia, se puede leer: DOJO AOYAMA.
Ambas instancias están cerradas, por lo que su interior es algo desconocido.
Una pequeña fuente de peces hay junto a la muralla, frente a las instalaciones, al otro lado del camino de piedra. Peces de colores llamativos nadan y juegan por la alargada fuente rectangular, bordeada por carambucos de piedra gruesa pero de buen ver.
No parece haber nadie, ni fuera ni dentro de la Residencia Aoyama. **
Entre la fisis se halla una muralla rectangular construida en madera de bambú y de haya. Dos columnas sostienen el techo de la entrada, cerrada por dos puertas correderas. Un cartel blanco hay anclado, y en él se puede leer, en tinta negra y en escritura tradicional japonesa antigua: RESIDENCIA AOYAMA.
Tras la entrada hay un patio con el suelo de hierba, y entre ésta un camino de piedra sirve de guía para ubicar los distintos puntos importantes:
· La casa, en el ala oeste. Solamente es de un piso, y está construida en forma cuadrangular.
· El dojo, en el ala este. Está pegado a la casa, y ante la entrada, similar al cartel de la entrada de la residencia, se puede leer: DOJO AOYAMA.
Ambas instancias están cerradas, por lo que su interior es algo desconocido.
Una pequeña fuente de peces hay junto a la muralla, frente a las instalaciones, al otro lado del camino de piedra. Peces de colores llamativos nadan y juegan por la alargada fuente rectangular, bordeada por carambucos de piedra gruesa pero de buen ver.
No parece haber nadie, ni fuera ni dentro de la Residencia Aoyama. **
Takeshi Aoyama- Ronin
- Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 25/10/2009
Re: Residencia Aoyama.
**cuando pronto el sol salia mas y mas se veia una figura blanca y tambaleante acercandose a las puertas del dojo, cansado,ambirento y con frio se veia que habia tenido un largo viaje el pobre pensaba"espero que ese dojo no este lejos de aqui por que ya me canse" cuando ve una muralla de madera de bambu se pregunta -sera...sera ese el dojo?-cuando ve el letrero blanco anclado que tiene escrito en si con letra negra de escritutra japonesa :RESIDENCIA AOYAMA. el pobre emocionado de verlo se emociona y grita con todas sus energias-POR FIN !!.....POR FIN LLEGUE!!!-cuando pronto termino de gritar callo al piso a las puertas del dojo.**
kokoro-hero- Ronin
- Mensajes : 4
Fecha de inscripción : 04/01/2010
Localización : donde sea
Re: Residencia Aoyama.
** Suelo de madera constituido por piezas rectangulares perfectamente situadas. Pared de madera, al iugal que el techo, con la diferencia de que aquí es más oscuro el color del material y hay vigas, disimuladas por adornos, como son los pergaminos blancos con letras japonesas en tinta, de japonés antiguo. Una mesa cuadrada en el centro, sobre una alfombra roja de flores blancas. Una estantería dorada en una esquina, con algunos objetos rectangulares negros y letras doradas grabadas: son insignias para oratoria a los muertos; osease, un altar.
En esta sala, y frente a este altar, estaba sentado el dueño de la Residencia Aoyama, arrodillado y en plena oración. Negro cabello despeinado, kimono blanco con los bajos de los pantalones a lo ancho, cinturón negro atado al kimono y una katana apoyada en el suelo, envainada.
A sus oídos llegan gritos del exterior (los proporcionados por el moribundo desconocido ante la Residencia). Al oir esto, el maestro se levanta, colocando el pie derecho en primer lugar, con el puño correspondiente sobre el muslo, y seguidamente apoya el izquierdo en el suelo; así pues, queda en pie. La katana queda en el suelo, pues no es demasiado desconfiado, aun así, por precaución, lleva su mano izquierda al interior de su akama (chaqueta de kimono). La puerta corredera da paso a la aparición exterior, tras su paso por el patio de su hogar, al bosque, encontrándose ante él a un desconocido hombre en el suelo tendido.
Primeramente observa los alrededores de reojo, sin girar un mílimetro la cabeza, y en segundo lugar se aproxima al individuo para otorgarle ayuda.
Su intención sería la de tomarlo entre sus brazos, con la izquierda arremetida por debajo de sus piernas yla derecha bajo su espalda, para poder llevárselo al interior de su casa, a puerta cerrada. No obstante, se mantendría ojo avizor, con los ojos puestos en las manos del joven, por si se le ocurriera, en tramposa y cobarde actitud, tomar un arma entre sus dedos.
De ocurrir con eficacia esto, el joven se encontraría, a los pocos minutos, en una cama bastante cómoda y libre de ruido; únicamente el sonar tranquilizador de la fuente que hay en el patio. La sala de su descanso sería similar a la sala de oratoria donde se encontraba el maestro antes del suceso, con las diferencias de que en esa habitación solamente hay armarios empotrados, con puertas correderas de vigías, y algunas mesillas con jarrones encima para adornar, y guardar cosas a su vez.
El maestro, ante todo esto, estaría en el dojo, en profunda meditación: arrodillado y con las manos naturales y caídas ante sus piernas, con los dedos pulgares rozándose, al igual que las de sus pies descalzos. Ojos aparentemente cerrados, y mente en blanco totalmente (pero a pesar de esto, estaría, inconscientemente, pendiente de todo lo que hay a su alrededor). **
En esta sala, y frente a este altar, estaba sentado el dueño de la Residencia Aoyama, arrodillado y en plena oración. Negro cabello despeinado, kimono blanco con los bajos de los pantalones a lo ancho, cinturón negro atado al kimono y una katana apoyada en el suelo, envainada.
A sus oídos llegan gritos del exterior (los proporcionados por el moribundo desconocido ante la Residencia). Al oir esto, el maestro se levanta, colocando el pie derecho en primer lugar, con el puño correspondiente sobre el muslo, y seguidamente apoya el izquierdo en el suelo; así pues, queda en pie. La katana queda en el suelo, pues no es demasiado desconfiado, aun así, por precaución, lleva su mano izquierda al interior de su akama (chaqueta de kimono). La puerta corredera da paso a la aparición exterior, tras su paso por el patio de su hogar, al bosque, encontrándose ante él a un desconocido hombre en el suelo tendido.
Primeramente observa los alrededores de reojo, sin girar un mílimetro la cabeza, y en segundo lugar se aproxima al individuo para otorgarle ayuda.
Su intención sería la de tomarlo entre sus brazos, con la izquierda arremetida por debajo de sus piernas yla derecha bajo su espalda, para poder llevárselo al interior de su casa, a puerta cerrada. No obstante, se mantendría ojo avizor, con los ojos puestos en las manos del joven, por si se le ocurriera, en tramposa y cobarde actitud, tomar un arma entre sus dedos.
De ocurrir con eficacia esto, el joven se encontraría, a los pocos minutos, en una cama bastante cómoda y libre de ruido; únicamente el sonar tranquilizador de la fuente que hay en el patio. La sala de su descanso sería similar a la sala de oratoria donde se encontraba el maestro antes del suceso, con las diferencias de que en esa habitación solamente hay armarios empotrados, con puertas correderas de vigías, y algunas mesillas con jarrones encima para adornar, y guardar cosas a su vez.
El maestro, ante todo esto, estaría en el dojo, en profunda meditación: arrodillado y con las manos naturales y caídas ante sus piernas, con los dedos pulgares rozándose, al igual que las de sus pies descalzos. Ojos aparentemente cerrados, y mente en blanco totalmente (pero a pesar de esto, estaría, inconscientemente, pendiente de todo lo que hay a su alrededor). **
Takeshi Aoyama- Ronin
- Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 25/10/2009
Re: Residencia Aoyama.
**Al poco tiempo el joven se movia de su cama de izquierda y derecha desordenando la cama diciendo continuamente -no....no....no -despues de eso se desierta repentinamente con una cara de asustado cuando por fin se da cuenta de que esta en una habitacion tranquila y bien ordenada el joven desconsertado se pregunta"-y ahora ...que paso ...como llegue aqui-" luego de pensarlo un rato en la pisicion de loto y con una cara extraña, llega a una conclusion dando un golpe a su mano y dice-claro seguro que el dueño me recogio debo darle las gracias- al levantarse escucha un extraño gruñido,asuastado penso "-que fue eso...habra sido un animal salvaje-" el joven se queda quieto esperando sorprender al animal,cuando al menor abiso se escuha ese gruñido-grrrr...- el joven mira hacia su propio estomago en un movimiento rapido y recordando que no habia comido en 2 dias, tomando su bokutou se dsipone a buscar al dueño para agradecerle buscando encuentra varias abitaciones en perfecto estado ,se pregunta asi mismo mientras camina"-ese tipo tiene que muy ordenado si hago algo estupido seguro que no me entrena muy pienza en donde buscar pero y si salio-"el joven va directo a la entrada a ver si estan hay las sandalias del dueño pero solo encuntra sus botas ,rapidamente se pone sus botas y se pone a buscar en el extrerior pero solo ve un bello gardin y por fin se da cuenta debe estar entrenando,despues se dirigue a una de las habitaciones a buscarlo y lo ve meditando ,el joven piensa detenidamente"-si lo molesto seguro que me muero-" el joven se sienta y lo mira fijamente desde una distancia considerable**
kokoro-hero- Ronin
- Mensajes : 4
Fecha de inscripción : 04/01/2010
Localización : donde sea
Re: Residencia Aoyama.
** Máxima tranquilidad siente el maestro por la meditación. Una presión en el "tercer ojo", que indica concentración; un cosquilleo eléctrico en sus manos, que indican que su energía fluye; una sensación similar en sus pies provocada por la buena relajación que permite el paso de la energía; una respiración profunda, sin ruido, desde el diafragma. Se encuentra a gusto consigo mismo, pues su yo interno no existe, no hay pensamiento; está en estado animal.
La presión que siente en la frente varía con la presencia del desconocido hospedado; esta variación es debida a la sensibilidad de su energía para percibir otras. Un estudio meticuloso pero corto hace el maestro sobre la energía que percibe, energía apagada e inactiva.
Así pues, el maestro sube lentamente los párpados hasta la mitad; sus ojos están abiertos mínimamente, lo justo para poder ver con precisión. No necesita girar la cabeza para percibir visualmente al muchacho, pues su experimentada visión alcanza más de 180 grados.
- Adelante.... -
Su palabra sale de su boca con fuerza, lo que demuestra su espíritu fuerte siempre firme que le hace hablar con decisión y sin flaquezas; pero a su vez, habla con tranquilidad, serenidad y relajación, sobretodo esto último, pues acaba de salir de su meditación. La voz es grave, pura y limpia de ronquedades, varonil e imponente. No parece vocalizar muy lento, más bien deprisa, pero con la suficiente claridad como para ser entendido. **
La presión que siente en la frente varía con la presencia del desconocido hospedado; esta variación es debida a la sensibilidad de su energía para percibir otras. Un estudio meticuloso pero corto hace el maestro sobre la energía que percibe, energía apagada e inactiva.
Así pues, el maestro sube lentamente los párpados hasta la mitad; sus ojos están abiertos mínimamente, lo justo para poder ver con precisión. No necesita girar la cabeza para percibir visualmente al muchacho, pues su experimentada visión alcanza más de 180 grados.
- Adelante.... -
Su palabra sale de su boca con fuerza, lo que demuestra su espíritu fuerte siempre firme que le hace hablar con decisión y sin flaquezas; pero a su vez, habla con tranquilidad, serenidad y relajación, sobretodo esto último, pues acaba de salir de su meditación. La voz es grave, pura y limpia de ronquedades, varonil e imponente. No parece vocalizar muy lento, más bien deprisa, pero con la suficiente claridad como para ser entendido. **
Takeshi Aoyama- Ronin
- Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 25/10/2009
Re: Residencia Aoyama.
**al oir la vos el joven se levanta de susto por que habia pensado que lo hico enojar,se pone de pie rapidamente y avanza hacia el temblamte de miedo en lo que va avanzando piensa susesivamente"-no hagas nada estupido no hagas nada estupido no hagas nada estupido "-al llegar lo mira fijamente con unos ojos de un demonio que busca sangre ,habre la boca y dice-he oido que eres un gran guerrero y que tu velocidad con la espada era impecable ¿por eso? quiero que me enseñe su tecnica(al momento de pedir esto el joven se inclina)-el pobre inclinado espera la respuesta del maestro cuendo se escucha el rugir de su estomago***
kokoro-hero- Ronin
- Mensajes : 4
Fecha de inscripción : 04/01/2010
Localización : donde sea
Re: Residencia Aoyama.
** El maestro no pierde de vista al joven muchacho, el cual se desplazaba hacia su actual ubicación, ante él inclinado. La expresión de su cara no cambia, se mantiene siempre relajada, tranquila, paciente, concentrado. El rugido burbujeante que proviene del estómago de aquel joven rompe el breve silencio.
- Tendrás hambre... vayamos a comer algo. -
El maestro toma esa decisión como única e irrevocable, y por lo tanto, es su nueva meta en el día.
Desplaza su pierna derecha hasta que el empeine se despega del suelo para apoyar en un giro lento y pleno la planta en la madera. Su mano derecha se coloca sobre su pierna correspondiente, y es entonces cuando se pone en pie con el cuerpo erguido y erecto. Seguidamente gira a la izquierda y camina hacia la salida del Dojo, con los cinco sentidos puestos en su desplazamiento.
Al llegar a la salida, el maestro inclina su torso mínimamente, en saludo al altar que el tatami posee al fondo, alzado, en dorada plataforma.
Alpargatas de bambú son ahora el calzado de aquel hombre que camina por el patio y hace resonar la piedra que pisa.
Unos minutos de su tiempo son dedicados a recoger su monedero, dentro de la casa, en su instancia personal y privada (y que por tanto no describo). Al salir al patio nuevamente no parece realmente llevar nada encima, además de que su kimono no posee bolsillo alguno, mas sí hay una novedad: atado al kimono, en el costado izquierdo, hay una katana enfundada en negra madera que brilla por su limpieza. El mango está recubierto por un hilo dorado que adorna aquella magnífica arma. Preparado está ya para salir, espectante de que también lo esté su nuevo pupilo, al cual, sin mediar palabra, y sin hacérselo saber directamente, el maestro ha aceptado. **
- Tendrás hambre... vayamos a comer algo. -
El maestro toma esa decisión como única e irrevocable, y por lo tanto, es su nueva meta en el día.
Desplaza su pierna derecha hasta que el empeine se despega del suelo para apoyar en un giro lento y pleno la planta en la madera. Su mano derecha se coloca sobre su pierna correspondiente, y es entonces cuando se pone en pie con el cuerpo erguido y erecto. Seguidamente gira a la izquierda y camina hacia la salida del Dojo, con los cinco sentidos puestos en su desplazamiento.
Al llegar a la salida, el maestro inclina su torso mínimamente, en saludo al altar que el tatami posee al fondo, alzado, en dorada plataforma.
Alpargatas de bambú son ahora el calzado de aquel hombre que camina por el patio y hace resonar la piedra que pisa.
Unos minutos de su tiempo son dedicados a recoger su monedero, dentro de la casa, en su instancia personal y privada (y que por tanto no describo). Al salir al patio nuevamente no parece realmente llevar nada encima, además de que su kimono no posee bolsillo alguno, mas sí hay una novedad: atado al kimono, en el costado izquierdo, hay una katana enfundada en negra madera que brilla por su limpieza. El mango está recubierto por un hilo dorado que adorna aquella magnífica arma. Preparado está ya para salir, espectante de que también lo esté su nuevo pupilo, al cual, sin mediar palabra, y sin hacérselo saber directamente, el maestro ha aceptado. **
Takeshi Aoyama- Ronin
- Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 25/10/2009
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